Jack el Destripador comenzó su carrera probablemente el 31 de
agosto de 1888. Aunque no hay certeza absoluta, ya que se duda si el
asesinato de una mujer, también prostituta, el 6 de agosto de ese mismo
año, y que respondía al nombre de Martha Turner, fue también obra suya.
En todo caso la policía no dio en su momento publicidad a este caso.
Martha fue asesinada por un "largo y afilado cuchillo" entre las 2 y las
3 y media de la madrugada. De todas maneras el hecho de haber sido
sorprendida en el mismo barrio de Whitechapel en un pub que todavía
existe (El Ángel y la Corona), da motivos a la sospecha.
Otro crimen, cinco días después, tampoco se le atribuye al
Destripador. Fue el caso de Emma Smith, también prostituta y alcohólica
que apareció muerta por violencia (se desconoce si fue apaleada o
acuchillada) y que también ocultó la policía. Dado que sucedió en el
mismo distrito de Withchapel las sospechas son parecidas al caso
anterior.
El primer crimen oficial, por así decirlo, y el que reconocen todas las crónicas, es el del 31 de agosto de 1888, Mary Ann Nicholls (alias
Polly) (prostituta y alcohólica) que muere violentamente con la
traquea, esófago y medula espinal, cortados; vientre abierto, etc. Se
juzgó que la muerte había sido casi instantánea. En
este caso sabemos que la policía no examinó el cuerpo en plena calle, y
que lavó el pavimento y el cadáver antes de cualquier examen pericial. Podría
parecer un caso de impericia profesional, aunque en la época la
tecnología policial estaba en ciernes. También podría haber sido para no
sembrar la alarma en la zona, sobre todo si pensamos en los dos casos
anteriores que habían sido ocultados. Según el atestado forense "Las
heridas infligidas a la víctima han sido hechas por persona experta,
que hizo los cortes con absoluta precisión y limpieza."
El segundo crimen de la serie sucede el 8 de septiembre del mismo año. Annie Chapman (prostituta
y alcohólica, como las demás) es asesinada de idéntica forma. Sólo
destacamos que del útero, la parte superior de la vagina y una porción
de la vejiga no se encontró rastros. En la encuesta judicial algunos
testigos indicaron la presencia de un hombre de unos 40 años. bien
vestido y con acento extranjero. Dadas estas características surgió un
sospechoso de ser el "Delantal de Cuero" (aún el asesino no tenía su
nombre con el que fue mundialmente conocido), el judío John Pizer,
zapatero de origen polaco. Pero la acusación se derrumbó ya que éste
tenía una buena coartada. A raíz del segundo asesinato conocido se formó
un "Comité de Vigilancia" organizado por un grupo de comerciantes de
Whitechapel.
Justo en ese mes, el 27 de septiembre, la policía recibe la primera carta firmada por >"Jack
el Destripador". Enviada a la Central News Agency, de Fleet Street está
escrita con tinta roja (un detalle de humor negro) y en ella se escribe
"No cejaré en mi tarea de destripar
putas. Y lo seguiré haciendo hasta que me atrapen. El último trabajo
salió bordado (...) Retengan esta carta, sin hacerla pública, hasta mi
próximo trabajo (...) No les importe llamarme por mi nombre artístico".
Cómo se ve, una misiva muy provocadora. Si este mensaje se
hubiera enviado en la época actual, podríamos decir que la sociedad se
enfrentaba a un "asesino mediático"; alguien que no sólo mataba sino
que, además, quería salir en todos los medios de comunicación.
El tercer y cuarto crimen se cometen el mismo día, el 30 de septiembre de 1888. Elizabeth Stride (alias
"Long Lizz", la "Larga Liz"), prostituta, alcohólica y sueca (sólo las
dos primeras características tienen alguna clase de relación) fue
asesinada de la misma manera. Una oreja cortada, pero en este caso su
cuerpo no había sido mutilado (parece que la aparición de un transeúnte
inesperado hizo huir al asesino).
Poco después, Catherine Eddowes (con
la misma profesión y el mismo gusto por el alcohol), es muerta de la
misma forma. Le faltaba la oreja derecha, los ovarios y un riñón. Este
es un caso de mutilación con especial ferocidad. El asesino estaba
cebado.
En una pared alguien escribió
"No hay por qué culpar a los judíos".
Sir Charles Warren, el jefe de policía del momento, hizo borrar la inscripción para no ocasionar tumultos contra los judíos. Otro detalle de impericia policial, o de hacer prevalecer criterios políticos sobre los estrictamente técnicos.
También de la misma fecha, 30 de septiembre, es la segunda carta de Jack el destripador a la policía:
"Mi querido jefe: ...Gracias por haber
retenido mi carta anterior hasta este momento, en que de nuevo me he
echado a la calle para trabajar."
Estas cartas conmovían aún más a la opinión pública y fueron muy
importantes para crear el clima de agitación social y de acusaciones a
la policía de impericia, falta de profesionalidad e incluso ocultación
de pruebas que inculpaban a personalidades importantes del
establishment. El caso sin perder su carácter criminal empezó a tomar,
también, un cariz político.
Recordemos también una tercera carta con un paquete dirigido a
George Lusk, que presidía el Comité de Vigilancia de Whitechapel,
conteniendo una parte de riñón, con una nota:
"Desde el infierno, señor Lusk, le envío
la mitad del riñón que tomé de una mujerzuela, y que conservé para
usted después de freír el otro. Estaba muy bueno, de verdad".
Como se ve la provocación que había montado Jack el Destripador hacía
sospechar que alguien suficientemente inteligente estaba detrás de
estos absurdos asesinatos. No eran crímenes cometidos por un alcohólico
cliente de esas damas de la noche.
Hay otra posible carta que circulaba en los diarios y que contenía la siguiente cuarteta:
"No tengo tiempo aún para deciros/
cómo me he convertido en un asesino/
Pero ya sabréis cuando llegue el momento/
que soy uno de los pilares de la sociedad." Jack el Destripador tenía vocación literaria... o quizá algo más.
cómo me he convertido en un asesino/
Pero ya sabréis cuando llegue el momento/
que soy uno de los pilares de la sociedad." Jack el Destripador tenía vocación literaria... o quizá algo más.
El quinto y último crimen, conocido y adjudicado a Jack, es el más sangriento y espeluznante de todos los cometidos hasta ese momento.
El 9 de noviembre de 1888 Jack el Destripador se despide con el descuartizamiento de Marie Kelly,
también prostituta y alcohólica. Fue muerta en su habitación que
alquilaba en la calle Miller's Court nº 13 de Whitchapel. La mujer fue
encontrada tendida de espaldas sobre su lecho, desnuda, con las orejas,
la nariz y los senos arrancados. Su vientre abierto y las vísceras
repartidas por diferentes partes de la estancia. En una mesa cercana el
cruel asesino dejó expuestos los riñones. Faltaba la parte inferior del
tronco y el útero. El corazón tampoco fue hallado. Toda la habitación
estaba cubierta de sangre; las paredes manchadas.
Feldman, analizando las fotos de la época observó claramente escrito en una pared las iniciales "FM", que
no dieron ninguna pista clara para la investigación posterior. Sin
embargo, anota, estas letras encajaban perfectamente con las iniciales
de la "puta madre", como Maybrick escribía en su supuesto diario, Florence Maybrick.
A raíz de este violento crimen Sir Charles Warren presentó su
dimisión a la Cámara de los Comunes el 12 de noviembre de 1888, entro
los vítores de una oposición algo menos violenta pero no menos cruel que
el sádico asesino de Withchapel.
Fue el último crimen que conmovió a la opinión pública, pero si el Diario no es apócrifo hubo por lo menos otro más, aunque los detalles no están dados y probablemente, de haber existido, se dieron fuera de Londres.
En la época existieron muchas sospechas aunque ninguna fue demostrada. La más peligrosa (para el sistema social) fue la de que Jack no era otro que Edward, el duque de Clarence,
hijo del rey Eduardo VII, que murió, a los 28 años, justamente luego de
esta serie de asesinatos. Según parece, el joven duque gustaba de la
cacería del ciervo, con todo su sanguinario ritual, vestía elegantemente
y frecuentaba lupanares. O sea que, en principio, no parecía imposible
su otra identidad. La causa oficial de muerte fue: "neumonía". Existen
sospechas que murió por otra causa (sífilis en su ultimo estadio) en una
clínica privada cerca de Ascott.
También se pensó que estaban mezclados los judíos y los masones. En
realidad se sospecho de casi todo. Y los diarios atizaron la hoguera
convirtiendo unas sórdidas muertes en un caso de terror colectivo que
implicaba a la principal ciudad del imperio mundial más importante y
extenso.
Ya con estos elementos, y sin conocer nunca quien fue el causante,
la leyenda tiene asegurada una larga vida. Nunca se sospechó de
Maybrick, excepto sus más íntimos allegados (como su hermano Michael)
según comenta Feldman. Lo que sí es cierto que de no haber existido
confabulación para ocultar hechos "durante" el tiempo de los crímenes,
si parece haberla a posteriori. O la justicia británica podía llegar a
ser una caricatura de si misma, o existieron intereses poderosos para
silenciar definitivamente a Florence Maybrick en una especie de
"asesinato" legal.
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